Una preciosa tarde de viernes fui al cine a disfrutar de una buena película. Decido entrar en "esa en la que Javier Bardem hace de loco" y francamente, sentía cierto entusiasmo por verla, teniendo en cuenta la estupendísima publicidad que ha tenido en este tiempo y la buena acogida de la crítica. (y por descontado las nominaciones a los Oscar, que eso siempre empuja bastante).Pasan diez o quince minutos de película en la que vemos a un desolado Josh Brolin en un desierto americano contemplando el resultado de una matanza, con una tranquilidad desquiciante para el espectador. Confías en que la trama irá evolucionando y cada vez te introducirá más, pero lo que consigue es no dejar de sentirme apartado de ella (y honestamente, con ganas de mirar para otro lado).
Los momentos emocionantes (no he escrito de acción barata con violencia gratuita) sino "emocionantes", los reservaron para Javier Bardem y cualquiera que estuviera con él. Eso podría decirse que es lo único defendible de la película: Bardem está sublime en su papel (eso y la fotografía). Cada vez que dejaba de salir en pantalla y la acción recaía en cualquier otro, perdía mucho ritmo e intensidad y estaba deseando que apareciera de nuevo: "Bardem el loco". Hacía de muchas escenas las más interesantes y con más tensión (la del Shopping Center con el juego de cara o cruz). Que conste que no trato de menospreciar el trabajo de los demás actores, sino la forma en que se dirigieron sus actuaciones. Estaban demasiado ralentizadas.
Lenta, muy lenta, un Tommy Lee Jones extremadamente manso y cansino (con un sheriff así, yo me iría de esa ciudad). Unos cuantos diálogos que bien podrían haberse obviado, sin contar con el hecho de que no había música en todo el metraje (algo que con las notas adecuadas hubiera hecho de algún momento algo mejor).
Quizá hubieron escenas demasiado complejas para mi propio entendimiento, pero si los Hermanos Coen hacen cine para que lo entiendan unos "pocos elegidos"...
Una película con la que los directores vuelven pisando fuerte y que contiene muy determinadas escenas de puro cine, pero que en conjunto provocaron que un servidor tuviera ganas de marcharse de la sala a media película por la lentitud y por no pensar otra cosa que "dejen de mirar al infinito y arranquen ya por Dios" o "Bardem, sal de una vez y entretenme", y con un final tan desconcertante que hace que olvides qué movió a la historia para llegar hasta ese punto.
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